viernes, 6 de enero de 2012

SOY UN MEDICO DIRAYEADO




SOY UN MEDICO DIRAYEADO

A nadie le va a sorprender que diga que las cosas en primaria no están bien, que son manifiestamente mejorables y que muchos pensamos que va a ser difícil ir más abajo en casi todos los temas tangibles de nuestro día a día. Recapitulemos en lo que las bajadas en los sueldos (y en algunos casos ausencias de pagos), las acumulaciones de pacientes de cupos de colegas ausentes por diversos motivos (incluso las ausencias sindicales, que en teoría están dotadas de recursos económicos cerrados y fijados en presupuestos…), la priorización de la asistencia sobre la calidad u otras actividades como la docencia pre y postgrado, la investigación, formación o la relación interniveles asistenciales.
Todo ello induce a la instauración del MEDICO ENFADADO. Este concepto no es de mi cuño, sino que son muchos los colegas que ya lo usan en sus comentarios en las relaciones laborales y en las redes sociales.
Pero cuando tratamos de la problemática del MEDICO ANDALUZ esta casi situación patológica de enrarecimiento neuronal frecuente, se modifica en otra entidad nosológica como es el MEDICO DIRAYEADO. Ello proviene de la situación de MEDICO ENFADADO al que se le añade una exacerbación del malestar por tener que sufrir a diario los problemas y “recalentamientos” que nuestro malogrado programa de gestión de la consulta denominado Diraya.
Si bien se nos informó desde sus albores que significaba conocimiento, muchos tenemos la sensación que aquellos máximos responsables del mismo no tienen mucho conocimiento de los desastroso que funciona, o mejor dicho, deberían de tratarse la tortícolis por estar constantemente mirándolo de lado.
Algo que ya casi nos tiene acostumbrados es lo que le hemos denominado el Síndrome del columpio, puesto que siempre se encuentra colgado y a veces va hacia adelante y otras hacia atrás. Pero lo que se asegura es que siempre está colgado. Raro es el día que funciona sin problemas. Lo habitual son varios parones en su actividad (pantalla congelada), enlentecimiento narcoléptico, brotes psicóticos con actividades no solicitadas, sincopes con apagado indeseado e intempestivo o notificaciones de disfunción de la conectividad de su entorno. En resumen un compendio de patología en un solo programa.
Los comentarios que a diario nos induce son de los más variopintos que el lector se puede hacer cuenta. Pero no son solo de los sufridores profesionales que intentamos hacerle el mejor uso del mismo, sino de los pacientes que ven como las demoras se acrecientan por sus incidentes o que el estado neuro-psico-social de su médico (habitualmente el que sustituye a su médico) no es el más deseable.
La gota que ha colmado el vaso ha sido las nuevas modificaciones que se han realizado. Si antes estábamos mal, ahora vamos a peor. Estas modificaciones son denominadas técnicamente como migraciones. Y me pregunto yo…..¿Que son migraciones, el empeoramiento?. ¿Desde cuando se puede decir migrar al hecho de entorpecer más la actividad asistencial teniendo que usar el doble de claves para acceder a algo que hacíamos antes con la mitad de trabas?. ¿Saben los responsables del Canaya, perdón, Diraya, cuántas veces se deben de introducir en una guardia o en la asistencia habitual?


Manuel Mª Ortega Marlasca
Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.
Médico Dirayeado.