martes, 9 de octubre de 2012

LUNA NOS HA DEJADO


La triste realidad es que todos venimos a este mundo y todos nos iremos. Un objetivo es dejarlo en mejores condiciones de como nos lo encontramos, tal y como dijo Lord Baden Powell, algo que hizo y muy bien nuestra amada perra Luna.

Era un torbellino infatigable en su infancia, pero esa vitalidad se le fue apagando a sus pasados 13 años. La edad no perdona.

Creo que le dimos una buena vida que no creo pueda compensar todo lo que ella nos entregó: la experiencia de hacernos abuelos de 6 cachorros y de mi esposa Ely tener que actuar como improvisada e inexperta matrona el día del parto mientras yo trabajaba, vigilar por la integridad de nuestro hogar defendiéndola ante extraños (especialmente del funcionario de correos, mensajeros y trabajadores del butano con los que jamás se llevó nada de bien), sirviendo de peluche con nuestro hijo Pablo hasta el punto que le indujo la lactancia de tanto “sobeo” (el veterinario nos dijo que era el primer caso que pudo constatar en directo y que el tan solo lo veía comentado en libros), desterrando la idea que a los perros tan solo le gusta la carne mientras demostraba su adicción a los garbanzos y el pescado frito, y sobre todo, demostrando como una mirada suya sabía transmitir más información y sapiencia que una conferencia de un erudito.


Nos deja un gran hueco en nuestro corazón y recuerdos para escribir un buen libro, especialmente la próxima vez que salga de casa y vea que ella no está en mirándome en el patio cuando cierro la puerta y yo me despida…

Dios la acoja en su seno y nos veamos de nuevo.